¡Descubra Casas Pirineo, sus casas rurales en Huesca, en Ordesa, en Ainsa; mucho más que Casas Rurales!
Casas Rurales Pirineo es la rehabilitación en piedra y madera de una antigua casa fuerte de Huesca; gracias a este trabajo de recuperación a día de hoy es una puerta al pasado y puede mostrar orgullosa a sus clientes de turismo la forma de vida rural. Nuestras casas rurales han pasado de estar casi en ruinas debido al éxodo rural a convertirse un complejo de turismo rural cuidado, de calidad y con mucho encanto.
Alojarse en nuestras casas rurales y apartamentos de turismo rural es descansar, disfrutar de la naturaleza, de la paz, es ir de vacaciones; pero también es adentrarse en la historia de nuestros pueblos, en un pasado tan reciente que por desgracia estamos olvidando tan rápidamente.
Ocio y diversión
Rincones mágicos
Venir de turismo a Ordesa, descubrir las montañas de Huesca, hacer una ruta por el Pirineo es todo un lujo y lo es también llegar a nuestras Casas Rurales y perderse por sus pasillos, dejar volar la imaginación junto al pozo, asar carne en su antiguo horno de pan…Casas Rurales Pirineo es un lugar donde compartir cada momento: una barbacoa, un paseo, una tarde de juegos… en nuestras zonas comunes encontrara el relax y la tranquilidad que tanto se echa de menos en la rutina cotidiana y que tan presente está en Ordesa, en la provincia de Huesca y en todo el Pirineo.
Y… ¿por qué decimos que Casas Rurales Pirineo es mucho más que casas rurales? Permitan que les contemos una historia.
La historia de una pequeña fortaleza, de un pantano, de un pueblecito….una historia de sentimientos.
Érase una vez un pueblecito pintoresco, con casitas de piedra entre majestuosas montañas. Al pie de esta pequeña población un mágico pantano, en sus aguas lágrimas de pena, estamos hablando de Gerbe, un pueblecito de fabula.
Gerbe fue hasta los años 60 un pueblo activo, dedicado a la agricultura y ganadería como narran sus calles, pero la construcción del pantano potenció en Gerbe el éxodo rural de la época y la emigración dio lugar a que muchas de las casas quedaran abandonadas y estas, sin gentes que las cuidaran, sin niños que corrieran por sus pasillos, fueron envejeciendo poco a poco.
En esta dulce villa, una casa Palaciega construida en el siglo XVI destacaba sobre el resto, por desgracia, y como la gran mayoría de las casas, quedó abandonada. El paso de los años no la perdonó marcando en ella graves heridas y dejándola casi en ruinas; pero aún conservaba intacto su orgullo, luchando sin dejarse morir.
Esta lucha cautivó a una familia, que supo comprender el mensaje que mandaba la casa y a la vez resumía sus vidas, “la familia y la felicidad de los suyos, el valor de las pequeñas cosas, la lucha y el amor por estas montañas”, así que decidieron rehabilitar ese castillo, fortaleza, palacio, casita de cuento, intentando transmitir de este modo ese mensaje que tanto les había calado al mundo.
Y por eso y después de muchos años de esfuerzo se abre Casas Rurales Pirineo, con la intención de dar vida a Huesca y de que cada visitante que entre en esta fortaleza pueda rememorar el pasado e inmiscuirse en ese mundo de fantasía.